🧠 ¿Qué significa eso?
Significa que cuando un niño está desregulado —cuando no puede pensar, ni hablar, ni escuchar— su cerebro está literalmente secuestrado por la emoción. No puede regularse solo. Y lo que necesita no es más presión, sino alguien que le preste calma.
Y sí: ese alguien eres tú.
Tú, con tu respiración.
Tú, con tu mirada tranquila.
Tú, con tus palabras suaves que le dicen:
«Estoy aquí. No estás solo. Vamos a salir de esto juntos.»
🧒🏼 Recuerda: su cerebro aún está madurando
Durante los primeros años de vida, el cerebro de tu hijo está en pleno desarrollo. Las áreas encargadas de la autorregulación emocional, de controlar impulsos o manejar el estrés, todavía no están listas para funcionar por sí solas.
👉 Esto significa que por ahora tu hijo no puede regularse solo. Necesita que tú le ayudes a hacerlo. Necesita tu calma, tu presencia, tu contención.
Y no importa cuánto lo dejes solo, cuánto lo grites o lo castigues:
el cerebro no madura por imposición, madura con el tiempo… y con el acompañamiento adecuado.
Ahora bien, aquí viene algo muy importante:
Cuando tú ayudas a tu hijo a calmarse, le estás enseñando cómo se hace. Si cada vez que se desregula, tú lo co-regulas con respeto y contención, es muy probable que, cuando su cerebro esté listo para autorregularse solo, utilice las mismas estrategias que tú le mostraste.
Entonces, vale la pena preguntarse:
🔸 Si yo grito cuando mi hijo se desborda… ¿qué está aprendiendo él sobre cómo gestionar el estrés?
🔸 Si yo golpeo, amenazo o lanzo cosas… ¿qué herramientas le estoy dejando en su memoria para que use cuando esté en crisis?
Porque en momentos de estrés, el cuerpo y el cerebro van a buscar lo que conocen. Y si lo único que conocen es violencia, eso es lo que devolverán.
👣 ¿Cómo se ve esto en la vida real?
Aquí te dejo algunos ejemplos concretos:
🟡 Tu hijo hace una rabieta porque no quiere apagar la tele.
En vez de gritar, te acercas con calma y dices:
«Ya sé que querías seguir viendo. A veces parar cuesta. Estoy aquí, vamos a calmar el cuerpo.»
🟡 Tu hija está furiosa porque su hermano tocó su juguete.
Con firmeza y cariño le dices:
«No voy a dejar que pegues, pero sí puedo ayudarte a decir lo que sientes.»
Entonces respiras hondo antes de reaccionar, y eliges responder con conexión.
Eso también es autorregulación. Y eso también se enseña.
🌿 ¿Qué aprende tu hijo cuando tú eres su “cerebro prestado”?
- Que está bien sentir, y que puede hacerlo sin ser castigado.
- Que hay un adulto confiable que lo acompaña incluso cuando está desbordado.
- Que puede aprender a calmarse… no porque se lo impongan, sino porque lo acompañaron a descubrir cómo.
✋🏼 Y un punto muy importante, papás...
Sostener, dar calma y hablar con cariño no es NO poner límites.
Al contrario. Es poder estar presentes justo cuando los límites duelen o no les gustan.
Porque no se trata de evitar el conflicto, sino de enseñar que:
Las emociones se pueden gestionar, incluso cuando la vida pone límites o hay cosas que no podemos cambiar.
Eso es educar para la vida.
Eso es enseñar desde el respeto.
Eso es acompañar desde el amor y la neurociencia.